Hoy en día, la edad media de emancipación en Euskadi es de 30,2 años, cuatro años más tardía que la media europea. Para las personas jóvenes, este retraso implica trastorno en el desarrollo de sus proyectos de vida.
Para dar respuesta a esta realidad, se ha presentado en el Consejo de Gobierno la Estrategia Vasca 2030 para favorecer la emancipación juvenil con carácter de propuesta inicial. Su aprobación definitiva se prevé antes de fin de marzo.
El objetivo de la estrategia es aumentar las tasas de emancipación juvenil, entre los 25 y 29 años, del 39,5 actual al 50%; y entre los 30 y 34, del 72 al 75%. En términos de edad media de emancipación, el objetivo es reducirla a los 29 años en 2025, y a los 28, en 2030.
Desde el punto de vista del diagnóstico, la Estrategia aporta dos elementos destacables: define el grupo de edad sobre el que actuar prioritariamente e identifica los factores asociados al retraso en la emancipación. En cuanto a lo primero, la mayoría en Euskadi se emancipa después de los 30 años, aunque también la mayoría declara, cuando se le pregunta, que la edad ideal para emanciparse se sitúa entre los 24-25 años. Lo deseable, desde todo punto de vista, sería que lo hicieran más cerca de los 25 que de los 30. En consecuencia, la franja en la que intervenir principalmente se sitúa entre los 25 y 29 años y entre quienes están cerca de poder emanciparse; aunque sin margen suficiente todavía para dar el paso.
Sobre la base de este diagnóstico, la Estrategia contempla, como una de sus novedades, articular una ayuda económica para jóvenes de 25 a 29 años que hayan iniciado o estén iniciando un proceso de emancipación. En este momento su cuantía, duración y características están en fase de estudio de detalle. Las principales medidas que incluye el plan de actuación son las siguientes:
El adelanto de la edad media de la emancipación está vinculado a las oportunidades de las personas jóvenes, el rejuvenecimiento de la sociedad vasca y la cohesión inter e intrageneracional. Es un objetivo de país y una prioridad de primer orden. Conviene el más amplio consenso.
Toda la estrategia y actuaciones están informadas por la perspectiva de género. El principio transversal es impulsar las condiciones que permitan a todas las personas afrontar sus procesos emancipatorios en igualdad de oportunidades. La estrategia parte del reconocimiento del profundo proceso de cambio en que se encuentran inmersas las estructuras familiares, las trayectorias de vida personal o profesional y los proyectos de autonomía vital. En este contexto, hace suyo el principio de respeto y no discriminación de la pluralidad de opciones.